Gestión del cambio en niños y adolescentes
Los cambios forman parte de la vida y son fundamentales para el crecimiento personal, pero para niños y adolescentes pueden ser momentos de incertidumbre, estrés y emociones intensas. Sea un cambio de escuela, una separación familiar, una mudanza o la llegada de un hermano, estos procesos pueden generar reacciones emocionales diversas.
Acompañar a los niños y adolescentes en estos momentos es clave para que puedan adaptarse con seguridad y confianza. En este artículo veremos cómo ayudarles a gestionar los cambios y qué reacciones son normales durante estos procesos.
¿Cómo afecta el cambio a niños y adolescentes?
Cada niño o adolescente vive los cambios de forma diferente, pero en general, pueden experimentar:
- Emociones intensas: Tristeza, miedo, angustia, rabia o ilusión son respuestas habituales ante un cambio.
- Cambios en la conducta: Pueden mostrar mayor irritabilidad, retraimiento, dificultad para dormir o cambios en la alimentación.
- Dificultad para expresar lo que sienten: Los más pequeños pueden no saber poner palabras a sus emociones y expresarlas con llantos o comportamientos regresivos (como volver a pedir el chupete o dar más rabietas).
- Rechazo inicial al cambio: Es normal que los niños y adolescentes se resistan al cambio, puesto que la incertidumbre puede generar inseguridad.
- Inseguridad y preguntas: Preguntas como «¿Por qué debe ocurrir esto?» o «¿Seré capaz de adaptarme?» son habituales, especialmente en adolescentes que buscan encontrar sentido en la situación.
¿Cómo ayudarles a gestionar el cambio?
1.Validar sus emociones:
Es importante que los niños y adolescentes sientan que sus emociones son normales y válidas. Evitamos frases como «No hay por tanto» o «No llores por eso», y en cambio, utilizamos expresiones como:
✔️ «Entiendo que estés triste, es normal cuando ocurren cosas nuevas.»
✔️ «Veo que tienes un poco de miedo, ¿quieres que hablemos?»
Esto les da confianza para expresarse sin miedo a ser juzgados.
2. Explicarles el cambio con claridad y adaptarlo a su edad
Los niños y adolescentes necesitan entender qué está pasando por sentirse seguros. Explicarles el cambio con un lenguaje claro y adaptado a su edad puede ayudarles a reducir la incertidumbre.
- En niños pequeños: Puede ayudar a utilizar cuentos o juegos para explicar situaciones de cambio.
- En adolescentes: Es mejor hablarles con honestidad y darles espacio para preguntar.
Ejemplo: Si habrá una mudanza, en lugar de decir «Cambiamos de casa y ya está», podemos explicar: «Nos mudamos a otro sitio, pero nuestra familia continuará igual y podrás mantener el contacto con tus amigos.»
3. Anticipar el cambio y darles tiempo para asimilarlo
Cuando sea posible, avisarles con antelación sobre el cambio ayuda a reducir la angustia. Esto les da tiempo para asimilarlo y prepararse emocionalmente.
- Si empezará una nueva escuela, podemos visitar el centro antes, conocer a algún compañero o hablar de cómo será la nueva rutina.
- Si habrá un nuevo hermano, podemos implicarles en la preparación de la habitación o explicarles cómo será tener un nuevo miembro en la familia.
- Si hay una separación familiar, es importante que sepan qué va a pasar, dónde vivirán y cómo será el contacto con cada progenitor.
4. Mantener al máximo las rutinas y la estabilidad
Los niños y adolescentes necesitan seguridad y las rutinas les ayudan a sentirse estables en medio del cambio. Aunque existan modificaciones, mantener algunos hábitos constantes (como la hora de cenar, leer antes de dormir o las actividades deportivas) puede darles tranquilidad.
5. Darles herramientas para expresarse
Cada niño expresa las emociones de forma distinta. Si les cuesta hablar, podemos ofrecer otras vías:
🎨 Dibujar: Puede ayudar a los más pequeños a expresar sentimientos que no saben poner en palabras.
📖 Escribir un diario: En adolescentes puede ser útil para ordenar sus pensamientos.
🧸 Juego simbólico: A través de muñecas o figuras, los niños pueden representar situaciones que les preocupan.
El objetivo es que encuentren su forma de gestionar lo que sienten.
6. Recordarles que tienen soporte
Los niños y adolescentes deben sentir que no están solos en el proceso. Es importante recordarles que pueden contar con nosotros y que es normal pedir ayuda si la necesitan.
«Si alguna vez te sientes triste o preocupado, aquí estoy para escucharte.»
«No tienes que pasar por eso solo/a, podemos hablarlo siempre que quieras.»
¿Cuándo hay que preocuparse?
Aunque es normal que un cambio genere malestar temporal, en algunos casos puede afectar significativamente al bienestar emocional del niño o adolescente. Es recomendable buscar ayuda profesional si:
⚠️ Los síntomas emocionales (ansiedad, tristeza, rabia) se mantienen durante meses sin mejorar.
⚠️ Hay una afectación grave en su día a día (dejar de comer, aislamiento extremo, dificultades académicas importantes).
⚠️ Aparecen comportamientos regresivos persistentes (como volver a hacer pipí en la cama durante mucho tiempo después del cambio).
⚠️ Expresa ideas negativas sobre sí mismo o sobre el futuro («No soy capaz de hacerlo», «Nada vale la pena»).
En estos casos, hablar con un psicólogo puede ser una buena opción para darle herramientas para gestionar la situación de forma más saludable.
El cambio puede ser difícil para niños y adolescentes, pero también puede ser una oportunidad para crecer y aprender. Acompañarles con escucha, paciencia y apoyo les ayudará a afrontar los retos con mayor confianza.
Si validamos sus emociones, les damos seguridad y herramientas para gestionar el cambio, estamos ayudándoles a desarrollar una capacidad fundamental: la adaptabilidad. Y esto les servirá no sólo ahora, sino a lo largo de toda su vida.
Adolescencia: una etapa de grandes transformaciones
La adolescencia es uno de los cambios más intensos en la vida de una persona. Los jóvenes pasan por transformaciones físicas, emocionales y sociales que pueden generar dudas, inseguridades y conflictos. Es un período en el que la identidad se construye y en el que la necesidad de independencia choca a menudo con las normas familiares.
¿Cómo acompañarlos?
- Validar su experiencia: La adolescencia es un momento de grandes emociones, y es fundamental que sientan que pueden expresarlas sin ser juzgados. Evita frases como «No exageres», y en cambio, utiliza «Entiendo que esto es importante para ti, ¿quieres hablar?».
- Mantener la comunicación abierta: Puede que el adolescente no quiera hablar en todo momento, pero si ve que hay un espacio seguro donde puede compartir lo que siente sin recibir críticas, será más fácil que lo haga cuando lo necesite.
- Respetar su autonomía: Los adolescentes necesitan tomar sus propias decisiones (dentro de unos límites). Permitirles tener cierto grado de independencia les ayuda a construir su identidad.
- Establecer normas claras pero flexibles: Es importante establecer límites pero también saber negociar. Por ejemplo, en lugar de prohibir totalmente el uso del móvil, puede pactarse un horario de uso que sea razonable por ambas partes.
- Fomentar la gestión emocional: La adolescencia viene cargada de impulsividad y cambios de humor. Enseñar técnicas como la respiración, el ejercicio físico o escribir un diario puede ayudarles a canalizar las emociones de forma saludable.